130 Años Después
Cuando las cosas se inician mal, el mal es duradero. Podría ser un apotegma para empezar a entender una solución al problema fronterizo Bolivia-Chile-Perú.
Haciendo historia nos remontamos a la firma del Tratado de Ancón, cuando el general Iglesias y toda la servil burguesía nacional acordonada en Lima, se apresuraban a firmar ese vergonzoso documento que hasta el día de hoy nos sume en la impotencia y el deshonor, y que no ha sido lo suficientemente deletreado al pueblo peruano.
Cuál la prisa? Nada menos que las guerrillas indígenas, victoriosas en la gloriosa campaña de La Brea, capitaneadas por el coronel Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, podían llegar hasta la misma Lima en pocas semanas, y seguramente lograr la desocupación de nuestro suelo por la fuerza y el coraje y no por la entrega y sumisión. En Chile el ambiente era de franco malestar por las bajas causadas por las guerrillas peruanas, y por las penosas condiciones que afrontaban sus tropas, a pesar del colaboracionismo que en todo momento mostraron los hacendados y ricos del Perú.
Se rumoreaba en Lima con mucho temor que las tropas de Cáceres, El Brujo de los Andes, a su paso victorioso por los pueblos, haciendo retroceder a los “rotos”, realizaban verdaderos actos de reivindicación social, repartiendo tierras y riquezas expropiadas a los burgueses colaboradores de los chilenos. Mil veces los chilenos que los indios socialistas victoriosos, se pudo escuchar en Lima. Se firma el tratado. Los chilenos se retiran con Tarapacá, Arica y Tacna bajo el brazo, se instala nuevo gobierno y comienza nueva historia. Ufff casi terminan con los cholos encima.
130 años después la historia encuentra a los perdedores de la guerra del Pacífico con sus presidentes enfrascados en un pleito de dimes y diretes. Que estás manganzón, gordo y no piensas. Que eres un cholo ignorante que obedece órdenes de Venezuela. Cuando la solución es simple, por ser sólo una, La justa y soberana salida de Bolivia al Océano Pacífico. Algo que siempre anhelaron nuestros pueblos y sus dirigentes y que hoy se ha caricaturizado con el comadrero duelo presidencial
Pensamos que Bolivia debería abdicar de su pretensión a una salida soberana absoluta. En cambio si podría crearse un corredor de zona franca internacional para las tres banderas, bajo administración boliviana. Lo propio se haría con el mar correspondiente, quedando el pleito de La Haya como una anécdota de la paz lograda. El mapa, mutilado por cierto, regresaría de esta forma a 1878 cuando Bolivia se interponía entre nosotros y el mapocho.
Perú no pierde nada, pues su economía actual no conoce beneficios de esta zona marina, y su orgullo sí recuperado por la paz lograda. Chile no pierde nada pues su gente seguiría viviendo en zona internacional, ganando futuras remesas de gas de parte de Bolivia y Perú, para su desarrollo sostenido, hoy en serio peligro. Bolivia será históricamente resarcida. Los vendedores de armas en retirada.
Despierta Jorge que ya amaneció!. Pucha, era sólo un sueño
Cuando las cosas se inician mal, el mal es duradero. Podría ser un apotegma para empezar a entender una solución al problema fronterizo Bolivia-Chile-Perú.
Haciendo historia nos remontamos a la firma del Tratado de Ancón, cuando el general Iglesias y toda la servil burguesía nacional acordonada en Lima, se apresuraban a firmar ese vergonzoso documento que hasta el día de hoy nos sume en la impotencia y el deshonor, y que no ha sido lo suficientemente deletreado al pueblo peruano.
Cuál la prisa? Nada menos que las guerrillas indígenas, victoriosas en la gloriosa campaña de La Brea, capitaneadas por el coronel Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, podían llegar hasta la misma Lima en pocas semanas, y seguramente lograr la desocupación de nuestro suelo por la fuerza y el coraje y no por la entrega y sumisión. En Chile el ambiente era de franco malestar por las bajas causadas por las guerrillas peruanas, y por las penosas condiciones que afrontaban sus tropas, a pesar del colaboracionismo que en todo momento mostraron los hacendados y ricos del Perú.
Se rumoreaba en Lima con mucho temor que las tropas de Cáceres, El Brujo de los Andes, a su paso victorioso por los pueblos, haciendo retroceder a los “rotos”, realizaban verdaderos actos de reivindicación social, repartiendo tierras y riquezas expropiadas a los burgueses colaboradores de los chilenos. Mil veces los chilenos que los indios socialistas victoriosos, se pudo escuchar en Lima. Se firma el tratado. Los chilenos se retiran con Tarapacá, Arica y Tacna bajo el brazo, se instala nuevo gobierno y comienza nueva historia. Ufff casi terminan con los cholos encima.
130 años después la historia encuentra a los perdedores de la guerra del Pacífico con sus presidentes enfrascados en un pleito de dimes y diretes. Que estás manganzón, gordo y no piensas. Que eres un cholo ignorante que obedece órdenes de Venezuela. Cuando la solución es simple, por ser sólo una, La justa y soberana salida de Bolivia al Océano Pacífico. Algo que siempre anhelaron nuestros pueblos y sus dirigentes y que hoy se ha caricaturizado con el comadrero duelo presidencial
Pensamos que Bolivia debería abdicar de su pretensión a una salida soberana absoluta. En cambio si podría crearse un corredor de zona franca internacional para las tres banderas, bajo administración boliviana. Lo propio se haría con el mar correspondiente, quedando el pleito de La Haya como una anécdota de la paz lograda. El mapa, mutilado por cierto, regresaría de esta forma a 1878 cuando Bolivia se interponía entre nosotros y el mapocho.
Perú no pierde nada, pues su economía actual no conoce beneficios de esta zona marina, y su orgullo sí recuperado por la paz lograda. Chile no pierde nada pues su gente seguiría viviendo en zona internacional, ganando futuras remesas de gas de parte de Bolivia y Perú, para su desarrollo sostenido, hoy en serio peligro. Bolivia será históricamente resarcida. Los vendedores de armas en retirada.
Despierta Jorge que ya amaneció!. Pucha, era sólo un sueño
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